Hace poco en la nota Compartir el riesgo, minimizar los daños hablábamos de grandes riesgos:, como lo puede ser el riesgo climático y su incidencia en la producción agraria.
El riesgo de incendio, es otro ejemplo muy claro de cómo podemos perderlo todo en poco tiempo: tu hogar, tu comercio, tu negocio, tu empresa, tu producción.. Creo que todos conocemos casos de grandes pérdidas debidas al fuego y al humo.
Es cierto que, dadas las normas de seguridad vigentes, los incendios no son frecuentes. Pero defectos en las instalaciones eléctricas y de gas son posibles, y de provocar un incendio, tienen consecuencias muy costosas.
La poca probabilidad que ocurra, lo convierte en un seguro de bajo costo mensual; pero de ocurrir: ¿te das cuenta de la magnitud del daño propio y sobre tus vecinos que puede tener? ¿a cuánto puede llegar el costo de reparar daños propios y ajenos?
El riesgo que ocurra un incendio es bajo; pero de ocurrir, el costo de reparar los daños es enorme.
A la hora de evaluar la necesidad de contratar un seguro, se debe contemplar el riesgo y los daños con sus costos para determinar si conviene o no contratarlo. En la nota Cuidar nuestro patrimonio hablamos de eso.
Con este seguro, se presenta un problema bastante frecuente: tener el seguro, pero no estar correctamente asegurado.
Lamentablemente, muy pocos se detienen en la letra chica de esta cobertura, y la medida de su prestación es determinante al momento de liquidar el daño: creemos que estamos cubiertos por todo el daño y resulta que no es así. Entonces surge la impotencia, pero ya es tarde. Los daños siempre se pagan. Si este seguro no está correctamente calculado, seguramente, parte o todo el daño lo pagará tu patrimonio.
Pensá en tu seguro de incendio. ¿Estás tranquilo con que la cobertura es la correcta? ¿Actualizás las sumas aseguradas periódicamente?
Con tu póliza en mano, puedo asesorarte de manera profesional. Y si aún no tenés contratada esta cobertura, no esperes necesitarla, porque será tarde. Informate.